La tarcoteca

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viernes, 17 de febrero de 2017

Entrevista con la Secretaría de Exteriores de la CNT: "Más allá de la AIT" (2 de 2) . Noticias Amor y Rabia


Discretamente, casi podría decirse en silencio, está teniendo lugar un acontecimiento que tendrá serias consecuencias para el futuro del Movimiento libertario internacional: la reorganización del anarcosindicalismo a nivel internacional, a iniciativa de la CNT. Siguiendo lo acordado en su XI Congreso de diciembre de 2015, la CNT ha organizado junto con la FAU alemana y la USI italiana una Conferencia Internacional de organizaciones anarquistas y anarcosindicalistas (26-27 de noviembre de 2016, Bilbao). Para conocer los objetivos de esta conferencia hemos entrevistado a integrantes del equipo de trabajo de la Secretaría de Exteriores en una conversación que pretende ir al fondo de la cuestión, sin dogmatismos ni mitos.

OBJETIVOS DE LA CNT CON LA NUEVA AIT

AMOR Y RABIA: El acuerdo de la CNT en el XI Congreso deja muy claro que para la CNT el trabajo del movimiento anarcosindicalista “tiene que asentarse sobre el trabajo local (…) La solidaridad internacional surge entonces como extensión de este trabajo”. Esto puede interpretarse como una posición clara ante el típico problema de los grupos que forman parte de una organización a la hora de delimitar sus tareas de coordinación para evitar que sus actividades a nivel local se vean afectadas. Pero también podría entenderse como que la acción internacional es algo de carácter secundario, ignorando la complejidad que implica un trabajo coordinado a nivel internacional, muy diferente a las actividades de carácter local.

De ser así, continuaría la actitud que es parte del problema y que llevó a tolerar en el pasado el actual sistema de toma de decisiones en la AIT mientras se aceptaba la entrada de secciones sin existencia real en igualdad de condiciones a la hora de tomar decisiones que las secciones con existencia real, que acabaron quedándose en minoría. Al mismo tiempo, el acuerdo del XI Congreso habla de fundar “una Internacional del sindicalismo revolucionario”, una descripción tan amplia como difusa en su definición. ¿Tiene la CNT una vision estratégica de la actuación internacional, o meramente una visión táctica, centrada en el apoyo a las actividades locales? 

Secretaría de Exteriores de CNT: Creemos que esa declaración sobre “lo local” viene en relación a los grupos minúsculos en algunos países, que antes de tener una estrategia de implantación y crecimiento como Sección de la AIT en su país vienen a integrarse en la estructura atraídos por las siglas, por la pertenencia al grupo o por lo que sea. Creemos que esa falsa preocupación por lo internacional cuando no hay cimientos locales es lo que propicia que se actúe más como un grupo de control político que como una Sección hermana. Si conseguimos un desarrollo local de las secciones mínimamente aceptable creemos que entonces podrán darse las condiciones para pensar estrategias internacionales que no sean pura entelequia. En la CNT, y creo que en el resto de las secciones, nadie está pensando abordar el proceso en el que estamos inmersos para quedarnos en ayudas puntuales a conflictos locales. No tendría mucho sentido. Otra cosa es que sepamos leer correctamente lo que está pasando en el plano internacional y tras el análisis correcto apliquemos acciones exitosas. Veremos de qué somos capaces.

¿EXTINCIÒN DEL ANARCOSINDICALISMO?

AMOR Y RABIA: Un vistazo al pasado muestra que la AIT solo tuvo una existencia real como organización en el periodo de entreguerras (1922-1930), cuando tenía secciones activas y fuertes y actividad internacional. La creación de la AIT podría calificarse de canto del cisne del movimiento anarcosindicalista internacional, ya que a partir de su fundación éste se derrumbó rápidamente. La llegada al poder del fascismo en Italia acabó con la USI, de la misma forma que el golpe de Salazar acabó con la CGT portuguesa, que disfrutaba por cierto del monopolio sindical; enfrentamientos internos acabaron con la FORA argentina, que había llegado a tener dos periódicos diarios, el ascenso del bolchevismo destruyó el anarcosindicalismo francés, y el crecimiento en aluvión de la FAUD alemana en la posguerra fue seguido por un hundimiento fulminante una vez se estabilizó la situación económica a mediados de los años 20.

La ilegalización de la CNT durante la “Dictablanda” de Primo de Rivera permitió a la CNT conservarse como un mamut en el hielo siberiano, haciendo posible su resurrección en 1930/31, pero para entonces de la AIT tan solo quedaba la SAC sueca como organización con influencia real. En términos prácticos, el anarcosindicalismo desapareció tras la derrota de la CNT en la Guerra Civil/Revolución y la decisión de la SAC de inclinarse hacia el reformismo tras la Segunda Guerra Mundial. De esta forma, y tras la salida de la SAC, la AIT se convirtió en un mero apellido de la CNT en el exilio francés, cuya insignificancia se pone de manifiesto en el nulo interés existente en su pasado: hoy día, la única historia bien documentada de la AIT es “La internacional desconocida”, de Vadim Damier, dos tomos de 1.600 páginas (Tomo 1: 1918-1930, Tomo 2: 1930-1939)Es sintomático que haya sido escrito y publicado en Rusia, país en el que la AIT jamás tuvo la más mínima influencia, y que nadie se haya preocupado en traducirlo a un idioma que domine la mayoría de la militancia de la AIT. 

La caída del comunismo y el franquismo permitieron que resucitase la CNT y con ella la AIT, apareciendo secciones que merecían tal nombre, pero nunca se logró poner en marcha una verdadera actuación de carácter internacional. La debilidad de las nuevas secciones y sus “enfermedades infantiles” provocadas por el enfrentamiento entre adaptar la teoría de la década de los 30 a la práctica en países en pleno apogeo del neoliberalismo dieron lugar rápidamente a escisiones en España, Francia e Italia, convirtiendo a la resucitada AIT en una jaula de grillos incapaz de ofrecer una perspectiva real a aquellas organizaciones que mostraron interés por ella. Teniendo en cuenta los precedentes, ¿que sentido tiene el anarcosindicalismo hoy día a nivel internacional?¿Es un movimiento real, o un mero fósil de una época pasada? ¿La pertenencia a la AIT, o la acción internacional misma, es mero postureo o algo más? 

Secretaría de Exteriores de CNT: Desde nuestro punto de vista tiene todo el sentido. En los últimos años hemos visto como se aceleraba un proceso de absorción empresarial estimulando el crecimiento de las multinacionales en detrimento del pequeño y mediano capitalismo. Han sido muchos los conflictos donde nuestras secciones han podido contar con la solidaridad de los trabajadores más allá de sus fronteras puesto que la propia empresa o las filiales de su grupo están establecidas internacionalmente. Las nuevas facilidades para la comunicación, el transporte y el movimiento de capitales (al mismo tiempo que se endurecen las restricciones al movimiento de las personas) han hecho ver a muchos más capitalistas, y más aún si cabe que en el siglo anterior, que el mundo entero es su terreno de juego. Por tanto tiene cada vez más sentido, y no menos, organizarnos a escala internacional.


Organizaciones que tomaron parte en la creación de la AIT en diciembre de 1922 en Berlín y su número de afiliados (FUENTE).

El análisis del proceso histórico que se hace en la pregunta, a pesar de todas las matizaciones que podrían hacerse y de algunos errores, es esencialmente correcto. La doble actuación del fascismo y el bolchevismo propició una dura derrota a las ideas libertarias (no solo anarcosindicalistas) en las décadas de 1920 y 1930 a nivel global, de modo que tras la Segunda Guerra Mundial no se volvió a recuperar la pujanza anterior. Los sucesivos “renacimientos” de las ideas libertarias y del proyecto anarcosindicalista (París 1968, España tras 1975, Reino Unido en 1977, mundialmente a partir de 1999, etc.) solo han complicado más la situación, dadas las condiciones en que ocurrieron. Sin embargo, nos encontramos en una coyuntura en que los cambios en la cultura política de las últimas décadas han puesto de relieve las ideas libertarias, en general, una vez más. 

Mientras que hace treinta años muchísima gente asumía que el centralismo democrático de corte leninista era una forma natural e incuestionable de organización, ahora se privilegia la asamblea y el consenso. Desde luego, habría mucho que decir a este respecto, y éste no es el lugar adecuado, pero sí queremos insistir en que consideramos las ideas libertarias y el modelo anarcosindicalista como herramientas de futuro, y no reliquias pasadas. Eso sí, esto plantea un serio reto a los libertarios y anarcosindicalistas, que debemos saber adaptar nuestras estrategias a la situación actual, sin renunciar en ningún caso a nuestros planteamientos centrales e idiosincráticos (rechazo del estado, renuncia a la participación institucional, acción directa, apoyo mutuo, etc.). En este sentido se deben enmarcar los cambios de enfoque que ha aplicado CNT a su actividad sindical en los últimos años. A quienes no son capaces de distinguir las cuestiones de fondo de las de forma les viene bien para decir que un nuevo enfoque estratégico de la acción sindical supone una traición a los principios, pero es falso absolutamente. Al contrario, es un esfuerzo para dotar al anarcosindicalismo, y a las ideas libertarias por extensión, de una actualidad y un futuro del que ha carecido en las últimas décadas.     


Desde luego esto no quiere decir que hayamos sabido hacerlo todo correctamente ni que vaya a ser sencillo. Debemos reconocer que la situación actual es muy mala y que superarla va a requerir un extraordinario esfuerzo. Es significativo que la AIT no haya tenido hasta ahora sección en un país como EEUU con más de 300 millones de habitantes (tuvo hace más de 15 años algo simbólico y desapareció). Por ello lo fundamental no es un carnet con unas siglas (cuestión de forma), sino dotarlo de sentido, de valor, de proyectos concretos. La AIT no es una idea platónica que existe perfecta en un lugar, a salvo de lo que hagamos, como creen algunos. Quien se sienta confortable por el mero hecho de “pertenecer” se está equivocando y probablemente en ese caso pueda hablarse de postureo. Llama la atención que mucha gente preocupadísima por la FAL no se halla pasado por su sede a echar una mano nunca, y que muchos de los que hoy se rasgan las vestiduras por la AIT jamás hallan hecho tareas o propuestas constructivas en su seno ni hayan asistido a ninguno de sus comicios. La Internacional será lo que hagamos con ella quienes nos dedicamos a trabajar de forma constructiva en su seno luchando contra un sistema social y económico injusto hasta doblegarlo en un proceso revolucionario no dirigido por élite alguna.

LÍMITES

AMOR Y RABIA: Luchar contra algo es siempre mucho más fácil que luchar por algo. Crear algo nuevo requiere un enorme gasto de energía, y este será sin duda el caso del Proyecto de crear una nueva internacional del sindicalismo revolucionario. Hasta ahora, y a pesar de haberse limitado al movimiento anarcosindicalista, la AIT en la que militaban la CNT, la FAU y la USI ha sido incapaz de hacer frente a las luchas internas de las secciones (hoy día hay cuatro CNTs francesas), establecer una relación satisfactoria con grupos microscópicos afines en países sin presencia real o establecer una frontera clara entre anarquismo y anarcosindicalismo.  Abandonar el terreno más o menos bien delimitado del anarcosindicalismo por el del “sindicalismo revolucionario” implica sustituir una palabra con un contenido preciso por un otro que se emplea para describir organizaciones muy diferentes, desde la IWW, que es una organización internacional por sí misma, a los grupos puramente sindicalistas italianos seguidores de las tésis de Sorel sobre la violencia que acabaron apoyando a Mussolini)

La “Carta abierta de invitación a la Conferencia Internacional de organizaciones anarcosindicalistas y sindicalistas revolucionarias, Bilbao 26-27 noviembre 2016” tan solo establece como requisitos para formar parte de la nueva Internacional no tener una estructura vertical de toma de decisiones, no recibir financiación estatal, no apoyar partidos políticos y tener más de 100 personas afiliadas. ¿Implica esto que la CNT abandona de facto intentar formar una organización internacional puramente anarcosindicalista?¿Qué pasa, por ejemplo, con organizaciones sindicales que tienen funcionarios que cobran un sueldo? ¿O con organizaciones que sea apolíticas, nacionalistas o incluso confesionales? ¿Es posible que haya dos secciones en un mismo país, como por ejemplo CNT y IWW? ¿Donde está el límite?

Secretaría de Exteriores de CNT: Creo que no estamos abandonando la identificación con el anarcosindicalismo de la internacional que surja de este proceso por utilizar el término “sindicalismo revolucionario”. Puede que haya sido utilizado en el pasado por gentes con conductas absolutamente erráticas como las que describes o incluso con ánimo de practicar un confusionismo deliberado para captar inocentes, pero también recuerdo que los británicos una vez solicitaron poder utilizar otro término como éste porque “anarchosyndicalism” sonaba a enfermedad venérea en su idioma, nos decían, más que a movimiento revolucionario de inspiración anarquista. No hubo mucho debate al respecto. 




Creo que más que el término que se adopte, se debe tener clara la adscripción a las ideas y, como decíamos antes, cuáles son los límites que nos automarcamos para poder estar seguros de que nuestro devenir es inequívocamente avanzar hacia una sociedad verdaderamente libre sin quedarnos por el camino. Se ha hablado muchas veces de los asalariados en las organizaciones de este corte y de forma general se rechazan. Otra cosa ha sido la necesidad de contar con abogados, o procuradores en juicios, profesionales a la hora de hacer reformas en locales, instalaciones informáticas, etc, cuando este tipo de trabajos no lo hemos podido cubrir de forma militante. 

Ninguna de las organizaciones que estamos tratando de reimpulsar la internacional mantiene funcionarios de ningún tipo. De igual modo, estamos seguros de que en el Congreso a convocar se redactarán límites que ninguna organización del carácter de las que apuntas (nacionalistas o confesionales) podría cumplir para ser aceptada. No por cuestiones de elitismo sino porque dichas ideas son contrarias al mismo internacionalismo y a una visión libertaria de la sociedad que queremos construir a través de esta herramienta.


Suponemos también que la posibilidad de existir dos Secciones o más en un mismo país se discutirá. De hecho, es una propuesta que está en el aire por parte de otros sindicatos y que CNT en su debido momento tendrá que tomar una posición. Si esta sirviera para limar asperezas y evitar una cultura de división por quién es el elegido, como sucede en Francia con hasta 5 sindicatos que se reclaman del anarcosindicalismo, pues bienvenida sea. Aunque por el momento es algo que no se ha planteado formalmente en CNT, es una propuesta que algunas organizaciones interesadas en el proceso quieren plantear y que deberá ser debatido.

En todo caso, esto nos lleva de vuelta a la respuesta anterior, en la que hablábamos de los riesgos del proceso. Hay muchas cuestiones abiertas que se tienen que cerrar para poder redactar un pacto asociativo que nos convenza a todas las organizaciones participantes, a partir de las propuestas de la afiliación, y que consiga plasmar todos los aspectos que hemos comentado antes. Para ello se requiere tiempo, esfuerzo, voluntad y acierto. Esperamos poder lograrlo.  


¿EUROCENTRISMO E ISLAMOFOBIA?

AMOR Y RABIA: Un tema fundamental para una organización internacional es la proyección de sus actividades e ideas por el mundo. En este sentido, la AIT ha sido un rotundo fracaso, al tener un carácter innegablemente eurocentrista. A lo largo de las últimas décadas, la AIT ha sido incapaz de ofrecer un sitio en su seno a organizaciones sindicales reales de países del llamado “tercer mundo” que se han acercado a ella, mientras que no ha tenido problema alguno en integrar a grupos de países occidentales sin presencia real en el mundo sindical o que, en algunos casos, eran en realidad grupos puramente anarquistas y no anarcosindicalistas. Nigeria, Sudáfrica, Nepal y Bangladesh son un ejemplo de oportunidades perdidas. 

Al eurocentrismo se ha de añadir una cierta islamofobia, consciente o inconsciente, a pesar de que la llamada “primavera árabe” ha dado lugar a la aparición por primera vez de grupos anarquistas en el mundo árabe (Túnez, Egipto), o al creciente interés por las ideas anarquistas en Turquía, el interés de la AIT en estos países brilla por su ausencia. Y lo mismo ocurre con la propaganda en otros idiomas diferentes de los puramente occidentales, como árabe, chino o hindi, idiomas maternos de la mayoría de la población mundial. Más allá de las grandes palabras, una organización internacional implica mucho más que la solidaridad con las luchas locales de la que habla el Acuerdo del XI Congreso de CNT. 

Para que una organización internacional tenga una existencia real, ha de ser capaz de integrar en su seno a grupos de países con estructuras sociales y económicas muy diferentes. ¿Qué planteamientos tienen la CNT, la FAU y la USI, que reúnen al 90% de la militancia anarcosindicalista internacional, para atraer o colaborar con organizaciones sindicales de los países del llamado “tercer mundo”, que son la mayor parte de la población mundial? ¿Está la CNT dispuesta a apoyar (y financiar) una actividad dinámica por parte de la nueva internacional? 

Secretaría de Exteriores de CNT: Es cierto que hemos perdido oportunidades de ampliación de la internacional fuera de Europa y eso, que ha venido ocurriendo durante esta etapa de autodestrucción de la internacional, tenemos que ser capaces de que no se repita en la organización viva que esperamos resulte de todo este proceso. En Nigeria se perdió el contacto, pero recuerdo el caso de Bangladesh y las dudas que surgieron por el respeto a las formas de funcionar que tenemos en Europa. Está pendiente un trabajo de empatía con las situaciones en países como aquellos cuyo día a día no puede ser más diferente si queremos dejar de mirarnos el ombligo como actitud aprendida de los dejes colonialistas de nuestros propios gobernantes y explotadores.


PRIMERA CONFERENCIA DEL MOVIMIENTO SOCIALISTA LIBERTARIO EGIPCIO (7 de noviembre de 2011): La aparición del anarquismo en países de cultura islámica y en África forma parte del proceso de modernización de dichas sociedades.


Creo que si asentamos un entendimiento cordial y unas buenas bases mínimas para la convivencia en asociación, el trabajo que desarrollemos en ese marco puede ser fructífero y no tengo ninguna duda de que seremos capaces de integrar a organizaciones de trabajadores de América, África o Asia con quienes tenemos mucho más en común de lo que parece. Los primeros éxitos en este sentido estamos seguros de que contribuirán a tomar conciencia de cómo abordar los siguientes proyectos en países que por el nivel de desarrollo de su economía o por su nivel de represión, por poner algunos ejemplos, son mucho más similares entre sí que lo que pueden tener en común con la realidad europea. La falta de actividad dinámica real en este y en otros campos es precisamente lo que nos ha llevado a romper con la deriva actual y esperamos poder demostrar con el tiempo que las cosas se deben hacer de otro modo para atraer a nuestros principios, tácticas y finalidades a quienes están organizados como trabajadores en otros países del mundo, o para desarrollar proyectos cuya finalidad sea la génesis de organizaciones que puedan pasar a ser nuevas secciones.

No obstante, debemos ser conscientes de nuestra propia dimensión y nuestros medios. Ya hemos dicho que el anarcosindicalismo a nivel internacional se halla en un estado preocupante y que se tiene que revitalizar. CNT, con todo y con ser la organización anarcosindicalista más grande del mundo (que sepamos) tiene un tamaño infinitamente menor del que nos gustaría. Por todo ello, no tiene sentido plantearse si CNT está dispuesta a financiar una actividad internacional de otras secciones en desarrollo. Plantear el debate en estos términos es injusto. Lo que podemos hacer es esforzarnos en crear un clima de solidaridad y compañerismo en el trabajo internacional, para que todas las organizaciones con las que tengamos relación se sientan efectivamente respaldadas y puedan contribuir tanto como deseamos todas al crecimiento y la recuperación del anarcosindicalismo, como pujante movimiento revolucionario a nivel internacional. Estamos convencidos de que en eso sí pueden contar con nuestra colaboración fraterna y con la de todas las organizaciones que se integren en este proyecto. 



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